He podido seguir con devoción la primera misa del papa León XIV. La liturgia es impresionante: la procesión desde las criptas vaticanas, con la oración ante el sepulcro de San Pedro. La homilía ha sido breve y enjundiosa: me ha parecido buenísimo el programa de su pontificado: vivir él mismo el amor de Jesucristo (lo que Jesús pidió a San Pedro) y promulgar ese amor entre todos. Por supuesto que dentro de este contexto podrá desarrollar su programa social, al estilo de su predecesor, León XIII. Creo que comienza el pontificado de un gran Papa.