¿Cómo llegar a la realización personal?

Es verdad que la realización personal es un valor fundamental y un derecho de todo ser humano. Pero existe el riesgo del egoísmo, y hasta la idolatría, tanto personal como del grupo familiar o nacional. Además de la motivación recta y de las tareas justas, ¿qué otras condiciones exige el desarrollo de las necesidades y aspiraciones de las personas?

Aceptación de las posibilidades y de la propia historia La realización como tarea requiere tomar conciencia serena y objetiva de las posibilidades. Y también aceptar con paz las limitaciones personales y la propia historia con éxitos y fracasos. Así mismo se impone la práctica de la humildad a la hora de concretar aspiraciones luchando contra el descontrol de la soberbia.
Y como la realización depende de factores históricos, será oportuno renovar las ilusiones y esperanzas según las actuales circunstancias; conformarse con lo que se tiene sin envidiar lo que no se puede tener o no se debe poseer
¿Qué hacer con el pasado negativo de la realización personal que puede seguir influyendo con el recuerdo? La autenticidad pide sofocar al principio lo negativo, el mal que la persona sufrió y que conlleva rencor, resentimiento, venganza...y pérdida de la paz.

Entrega y esfuerzo
Si todo el esfuerzo está centrado en la propia persona para conseguir sus aspiraciones, el sujeto caerá en el egoísmo. Hay que tener presente que la realización completa se armoniza con la de las personas que integran su comunidad. Se impone atender a las exigencias de quienes nos rodean. Y gran meta será el aceptar ser un “instrumento” para dar algo de bienestar (gotas de felicidad) al prójimo. Hay realizaciones íntimas, pero muchas tienen repercusiones comunitarias que piden valorar el compromiso ante la comunidad en la que convivimos como el termómetro de su madurez personal.
A la entrega o donación personal se unen las fuerzas que dinamizan tanto la realización personal como la esperanza que atrae y el entusiasmo que empuja hacia las metas. La aspiración conseguida es fruto por una parte del amor-donación que es la potencia del “motor” en la vida. Y por otra parte es una manifestación de la fortaleza, secreto para “recomenzar” cada día superando la rutina y el cansancio del día anterior. Lo que está claro es que sin sacrificio, el logro de las posibilidades quedará en el aire. Habrá que admitir con entusiasmo los esfuerzos como peldaños necesarios para conseguir los objetivos propuestos.

Decisión y responsabilidad La realización se presenta como tarea y desafío para el querer del hombre. Urge fortificar la voluntad para potenciar la decisión ante los obstáculos y adversidades. Y así capacitado se podrá reaccionar con paz, perseverancia y paciencia ante las dificultades persistentes. Pero la decisión pide la responsabilidad de quien es llamado a cumplir sus compromisos. La persona responsable será coherente ante las obligaciones para obrar con fidelidad en las tareas aceptadas.

Optimismo y fe Dos elementos más integran la autenticidad del esfuerzo por la superación personal. Uno es humano y consiste en la actitud alegre y optimista ante las dificultades que impide caer en el escepticismo o en la depresión. Es la actitud de quien ve la botella medio llena y se dice a sí mismo: “esto lo puedo y lo arreglo yo”. El otro elemento pertenece a la fe del creyente que cuenta con la “fuerza” de Dios. “Todo lo puedo en Aquél que me conforta” será su frase cuando se enfrenta a la adversidad.

Unos criterios a manera de resumen Para conseguir la autenticidad en la realización personal, presento unos criterios que resumen lo expuesto en los apartados anteriores.
1. Aceptar con paz las limitaciones personales y la propia historia con éxitos y fracasos.
2. Actualizar la esperanza: la plena felicidad y la total realización personal se alcanzará en el cielo.
3. Renovar las ilusiones y esperanzas que darán la alegría de vivir.
4. Obrar con amor para que aumente la capacidad de donación, la potencia del “motor” en la vida.
5. Valorar el compromiso ante la comunidad en la que se convive como el termómetro de su madurez personal.
6. Fortificar la voluntad para potenciar la decisión ante los obstáculos y adversidades.
7. Admitir con entusiasmo los sacrificios que ayudarán para conseguir los objetivos propuestos.
8. Ser responsable en las obligaciones y obrar con fidelidad en las tareas aceptadas.
9. Aspirar a realizar las cosas “bien”, como exigimos a los demás y no a medias, “en plan chapuza”.
10. Atacar los 8 virus como son el egoísmo y los 7 pecados capitales que provocan tantas caídas.
11. Controlar la agresividad sabiendo que uno se arrepiente después de los enfados.
12. Practicar la humildad luchando contra el despotismo de la soberbia.
13. Conformarse con lo que se tiene y no envidiar lo que no se puede tener o no se debe poseer.
14. Controlar el posible “descontrol” sexual evitando el efecto “dominó”: curiosidad, miradas, pensamientos, deseos y los actos contra la castidad.
15. Sofocar al principio los recuerdos históricos negativos, el mal que la persona sufrió y que conllevan rencor, resentimiento, venganza...y pérdida de la paz.
16. Tener como meta comunitaria, la felicidad del prójimo y aceptar ser un ”instrumento” para dar algo de bienestar con la compañía y servicio.
17. Motivar con amor las actitudes y actos de humildad, y reconocer los daños que ocasionó el orgullo.
18. Rechazar el activismo que impulsa a vivir fuera de uno mismo sin saborear la vida en las relaciones sociales y cristianas.
19. Saber “reirse” de las “depresiones” y desánimos cuando sean fruto del orgullo o de los deseos imposibles.
20. Reaccionar con paz, perseverancia y paciencia, ante las dificultades persistentes.
21. Perdonar, pedir perdón y perdonarse a sí mismo, superando el rencor y el resentimiento por los malos tratos recibidos.
22. Reaccionar ante lo negativo de la vida, (la cruz),con paz, gozo y hasta agradecido contemplando los valores que también encierra..
23. Cultivar pensamientos tranquilos, de paz. Vivir con orden y superar el activismo que impide saborear tareas y relaciones.
24. Superar el escepticismo de los que nada esperan para no sufrir por el desengaño.
25. Relativizar las preocupaciones y analizar con serenidad las causas y las soluciones.
26. Valorar más los males ajenos y no exaltar tanto los personales. Y no considerarse como “una víctima” que padece todos los males y nada tiene que agradecer a la vida y al prójimo.
27. Dar en el trato la paz que Dios desea para todos y la que cada persona pide para sus familiares, compañeros y amigos.
28. Reconocer los errores y no justifiarse “por sistema”. Con valor comprometerse a una conversión sin progresiva, ascendente y sin límites.
29. Aumentar la fortaleza: “recomenzar” cada día, superando la rutina y el cansancio del día anterior.
30. Aceptar con paz lo inevitable y luchar con valor para superar los problemas que se pueden resolver.
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