¿Qué nos mueve?

Pensé que lo que realmente importaba a los políticos de mi País de adopción, Cataluña, era el bien de los ciudadanos, el progreso, la justicia, el bienestar de todos: Cataluña. Pero por lo visto en los últimos días, lo que más interesa a muchos –no a todos- por encima de las personas y del País -¡así nos fue en los últimos años!- es el color político, la camiseta o el carnet del partido: Vamos, ¡la afiliación!

En aras de esto, hemos contemplado cómo se inmolan principios, valores, proyectos válidos y buenas intenciones. Y además, se demuestra, que no se sabe perder.

La actitud poco constructiva de los que hoy, sin dar una oportunidad a Artur Mas, ya le vaticinan –y hasta desean- el fracaso, me parece del todo injusta.

El infantilismo, por ejemplo, de no permitir a la primera la investidura de quien había sido elegido presidente de Cataluña, al menos para agilizar el proceso de salida de la situación de postración en que nos encontramos, me pareció patético.

Y ahora las descalificaciones inmisericordes a Mascarell, a quien se valoraba tanto en el partido, que hasta le tenían como alternativa para la alcaldía de Barcelona, descalifican a los mismos que le condenan.

¿No hemos entendido el mensaje del 28 N? ¿Que esperamos para poner el hombro y comenzar a trabajar?

En mi carta a los Reyes de este año les pediré que nos cambien a todos un poquito el corazón. Que seamos menos egoístas, que pensemos en el bien común, y que seamos capaces de renovar nuestra mirada para descubrir la bondad que hay en las personas, ¡también en los adversarios políticos!, en los que no piensan como uno, en los que son diferentes.

Sólo así podremos de verdad creer que algún día podremos salir del infierno de las descalificaciones, de los enfrentamientos, de todo eso que nos ha llevado a una crisis, que no es más que fruto del egoísmo que poco a poco, nos está matando.

Que entre todos, cada uno desde su sitio, renovemos nuestro compromiso por dejar este mundo un poco más civilizado, más lindo y más en armonía de cómo lo tenemos ahora.

Si cada uno hacemos “todo lo que está a nuestro alcance”, ¡seguro que lo conseguimos!
Volver arriba