Obispo de Apatzingán La máquina destructora de la paz sigue actuando...

Mensaje ante el recrudecimiento de la violencia en Tierra Caliente del Estado de Michoacán

mons ascensio

Diócesis de Apatzingán

9 de abril de 2019.

“Denuncia a mi pueblo sus delitos…”

A las autoridades federales, estatales y municipales.

Ante la situación de violencia, que día con día se hace presente de diferentes formas en nuestra tierra caliente, como Pastor de esta amada Diócesis de Apatzingán, nuevamente me veo en la necesidad de levantar la voz para denunciar esta realidad que lacera la vida de todos los días, lastimando a nuestra sociedad, a las familias y a cada persona en las raíces más profundas de su dignidad de hijos de Dios y de hermanos.

La máquina destructora de la paz sigue actuando. Son conocidos por todos nosotros, los eventos de violencia que se han constatado en algunos de nuestros municipios, uno de los más lamentables el de San José de Chila, Municipio de Apatzingán, dicha comunidad fue víctima de violentos enfrentamientos entre grupos del crimen organizado, una de las consecuencias lamentables, que causó más indignación fue, que las instalaciones del Templo y Casa Parroquial fueron escenario del enfrentamiento de estos grupos contrarios dejando las huellas de la violencia en todo el edificio de dicha Parroquia, además del saqueo del que fue objeto, estos acontecimientos se verificaron el día 19 de marzo de 2019.

Después de estos sucesos, la violencia no ha parado, siguen los enfrentamientos en diferentes comunidades, causando pánico y haciendo que muchos de los habitantes se conviertan en desplazados, algunas de estas pequeñas comunidades se han quedado prácticamente sin familias, dentro de un mismo municipio las personas no pueden ir de una comunidad a otra, hay robo de vehículos con violencia, asesinatos, amenazas y hasta quema de viviendas.

Creo que estos delitos y pecados, que claman al cielo y no son escuchados con frecuencia por quienes deberían procurar seguridad, deben ser denunciados, como dice el profeta Isaías: “Clama voz en cuello y que nadie te detenga. Alza la voz como trompeta. Denuncia a mi Pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados”. Is. 58,1.

El Profeta habla al pueblo para concientizarlo de las situaciones que estaban viviendo, provocadas en buena medida, por alejarse de los mandamientos divinos y es un llamado de parte de Dios a que cada uno asuma su responsabilidad, como ciudadano, pero sobre todo, a quienes son responsables de cuidar la seguridad de la comunidad. Recordemos que Dios es Dios de vida y no de muerte y que ha venido a habitar entre nosotros para destruir el pecado y la muerte que eclipsan nuestro ser persona e hijos de Dios, nos hacen enfrentarnos, lastimarnos y también ignorarnos.

Junto a la invitación que he hecho y haré a este pueblo creyente a vivir con autenticidad nuestra fe y convertirnos todos en instrumentos de paz, hago un llamado urgente, especialmente a las autoridades, que tienen como tarea primordial, procurar las condiciones de seguridad, a poner todo el empeño y los medios necesarios para que se vayan dando las condiciones de seguridad necesarias, donde estos acontecimientos no se repitan más, y que nos puedan llevar a vivir en la paz que tanto deseamos para nuestra Tierra Caliente.

Estamos terminando la Cuaresma, este tiempo de gracia en que se nos invita a la conversión, a la transformación de nuestra vida y de nuestra manera de vivir en comunidad, en sociedad; dejémonos reconciliar por el amor de Dios y pidamos por aquellos que siguen provocando violencia y muerte. Hago votos, para que cada uno, en el ámbito de su competencia, hagamos todo lo necesario para contribuir al bien común de nuestra sociedad.

Agradecido por su atención a esta denuncia, pido a Cristo, príncipe de la paz, que pronto llegue a ser una realidad para nuestro pueblo, la paz y seguridad que tanto deseamos.

Mons. Cristóbal Ascencio García

Obispo de Apatzingán

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