#MaríaMagdalena María Magdalena: hermana de las que cruzan fronteras

María Magdalena: hermana de las que cruzan fronteras
María Magdalena: hermana de las que cruzan fronteras

Comentario al artículo de Juan José Tamayo: María Magdalena y Virginia Woolf: pioneras de la igualdad*

El revelador artículo de Juan José Tamayo María Magdalena y Virginia Woolf: pioneras de la igualdad no solo rescata a dos mujeres desfiguradas por los relatos patriarcales, sino que las hace dialogar para que juntas sigan abriendo caminos. Al leerlo, he sentido que María Magdalena se convierte en hermana espiritual de tantas mujeres que cruzan fronteras, geográficas y vitales, que buscan un lugar donde el alma descanse.

Yo también soy una mujer que ha vivido entre fronteras —la de un país y otro, la de la Iglesia y sus márgenes, la de las propias preguntas, la de la propia identidad, la de la propia existencia. Y mientras leía el artículo de Tamayo, sentí que la historia de María Magdalena se abría paso como una carta antigua, escrita para nosotras —las que todavía buscamos un lugar para nuestra voz.

La asociación con Virginia Woolf no es decorativa; es profundamente simbólica. Ambas —la una desde la mística pascual, la otra desde la lucidez literaria— representan una espiritualidad que no busca permiso para existir. Son mujeres que hablaron desde su herida, pero también desde su inteligencia, y que no aceptaron el lugar que les fue asignado. Leerlas juntas, como propone Tamayo, es comprender que la espiritualidad femenina no siempre toma forma de doctrina: a veces se manifiesta como un temblor, como un texto, como una certeza que no se puede callar. En esa línea, muchas de nosotras —teólogas, migrantes, maestras, biblistas, cuidadoras, escritoras— caminamos no detrás de ellas, sino junto a ellas, haciendo que la fe suene también en voz de mujer.

Me han resonado especialmente tres ideas que, creo, iluminan el presente:

La recuperación de la autoridad de María Magdalena. Tamayo —siguiendo la obra de Jane Schaberg— la presenta no solo como “la que vio al Resucitado”, sino como maestra, consoladora y líder espiritual en igualdad de condiciones. Su voz, relegada por siglos, sigue siendo semilla de un cristianismo inclusivo que merece ser revivido. La conexión con Virginia Woolf y la frase “mi patria es el mundo entero”. Esa afirmación poderosa hace eco con el caminar de tantas mujeres migrantes de hoy —yo incluida— que vivimos entre geografías, idiomas y nostalgias, buscando una fe y una espiritualidad que nos abrace todas. La denuncia del cristianismo truncado por el patriarcado religioso y político. Más que una derrota definitiva, ese “fracaso” es una tarea pendiente: reinventar y reimaginar la Iglesia como comunidad de mujeres y hombres en igualdad, la Iglesia que los primeros siglos dejaron vislumbrar, pero que fue sofocada por las estructuras de poder.

Mientras leía el artículo, me sentí interpelada: cada una de nosotras, en su pequeño ámbito, está llamada a seguir “talando árboles y construyendo puentes” para que otras caminen. Porque eso hicieron Magdalena y Woolf, a su manera: abrir brechas para que otras pudiéramos pasar.

De esta lectura nacieron unas palabras breves —haikus— que no buscan “explicar” a María Magdalena, sino dejar que su presencia respire en versos cortos, como si fueran destellos, pausas para contemplar.

Seis haikus para María Magdalena

1 Llora la aurora, una mujer pronuncia la luz primera.

2 Voz temblorosa, levanta la noticia: La tumba vacía.

3 Los que dudaban callaron ante el paso de una mujer.

4 Patria sin bordes, ella abre los caminos que nadie abrió.

5 Cruzó el silencio, cargó con la esperanza, le dio voz nueva.

6 Nada la vence, ni tumba ni patriarca: la vida canta.

Tal vez esa sea la fuerza de María Magdalena hoy: recordarnos que la vida —y la fe— se sostienen en voces que se atreven a hablar aunque no sean escuchadas, en pasos que avanzan aunque no haya caminos trazados.

Ella sigue llamándonos a pronunciar, cada una desde su lugar, la luz primera de cada mañana.

Nota de autora: Yolanda Chávez es teóloga pastoral, mujer migrante y acompañante de mujeres de fe. Su investigación doctoral explora la espiritualidad de mujeres migrantes, y su escritura busca tender puentes entre la teología, la poesía y la vida cotidiana.

*Tamayo, Juan José. "MARÍA MAGDALENA Y VIRGINIA WOOLF PIONERAS DE LA IGUALDAD". 

https://traslashuellasdesophia.com/so/75PW_4_o5?languageTag=es&cid=4a3f633f-f3c3-4dfc-980d-bbd9c0517a5c

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