La discusión entre católicos quedará sin resolverse Clausura del Katholikentag sin mayor controversia

La centésima edición del Congreso Católico llega a su recta final. En algunos de los eventos se evidenció la preocupación por el populismo de derecha. Y Petry, la jefa del AfD, atenta, observa el evento.

Bueno, me voy de acá. En el suburbio de Augustusplatz, uno de los lugares centrales de la centésima edición del Congreso Alemán de los Católicos, circulan tranvías. Me voy del ambiente festivo cristiano que se vive en el evento. "Bájese en la estación de Connewitzer Kreuz, si quiere ver a ciudadanos normales de Leipzig", dice una estudiante en el tranvía. "Me refiero a gente normal, de los que no cantan", agrega.

Difícil y multifacético, Connewitz es el barrio de izquierda de la ciudad alemana de Leipzig. En la estación de Connewitzer Kreuz no se ve ninguna pancarta, ninguna bandera del Congreso Católico. En algunos lugares hay indicios de manifestaciones en contra del encuentro cristiano; entre varios grafitis resalta una pancarta: "El infierno no existe". ¿Tendría esta que ver con el Congreso Católico? La vendedora de la librería local de izquierda encoje los hombros en señal de no saber.

En la calle, un transeúnte dice no tener nada en contra del Congreso. De hecho, le parece positivo, ya que los participantes han traído dinero a la ciudad. Leipzig tan solo tiene un dos por ciento de población católica, y no un cuatro por ciento, como en muchas ocasiones se asevera, cifra en la que se suma a refugiados y venidos de la parte occidental. Para el transeúnte, el congreso no es importante, ya que en el barrio no se congrega la Iglesia, sino el pueblo.

El ánimo en el Congreso es bueno. Los organizadores han mostrado, en la conferencia de prensa de cierre, cifras positivas: más de 34.000 participantes. No obstante, los 6.000 visitantes diarios anunciados por el secretario general del Comité Central de Católicos Alemanes (ZdK, por sus siglas en alemán), Stefan Vesper, son menos de los esperados.

Cambio del modelo energético y digitalización

Sin gran controversia transcurrió todo el evento, incluso en el contenido del mismo día de cierre. Muchos de los eventos con políticos de alto rango tuvieron, desde el jueves, bajos números de asistencia. El sábado fue el día con mayor afluencia, debido a la presencia de grandes invitados como Sigmar Gabriel, jefe del partido SPD y ministro de economía, o Winfried Kretschmann, político estrella del partido verde del estado federado de Baden-Wurtemberg.

En el evento, se discutió vigorosamente sobre el tratado de libre comercio (TTIP), sobre el cambio del modelo energético y la digitalización. Pero hubo un tema recurrente en especial: el nuevo debate acerca del odio, el partido euroescéptico Alternativa para Alemania (AfD) y el debate acerca del populismo de extrema derecha. Kretschmann advirtió acerca del encubierto, o ya no tan encubierto, "ideario populista". El antiguo presidente del Bundestag (Parlamento Federal) Wolfgang Thierse, hizo un llamado por la "defensa de la democracia". Y Gabriel recalcó el hecho de que ningún político del AfD había sido invitado a ser parte del podio de políticos presentes.

Petry al volante

Entre tanto, Frauke Petry, líder del AfD, llegó muy de cerca, en bicicleta, al Congreso Católico. Sin embargo, no para participar como espectadora, sino solo para dar una entrevista a medios. Su partido, y las controversias que giran en torno a él, han sido tema diario del congreso. Y con esto puede ella estar satisfecha. Petry considera aún, así como declaró ella misma a la Agencia Católica de Noticias -y a pesar de las discusiones y crecientes controversias alrededor de la crisis de refugiados-, a la Iglesia "como algo positivo". Muchos interpretan esto como una burla, teniendo en cuenta las críticas que ha lanzado el AfD, en los últimos días, en contra de la Iglesia. Ahora que se acabe el congreso, la discusión entre católicos quedará sin resolverse. Para ellos no queda claro, aún, que pensar acerca del AfD.

En la noche del sábado, los católicos festejaron en las calles del centro de Leipzig. ¿Desde hace cuánto que no habían tantos en la ciudad sajona? Por lo menos desde la gran expulsión, que se dio después de la Segunda Guerra Mundial, no había tantos católicos en la ciudad, según el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung. En esta ocasión algunos se quedarán uno o dos días más para disfrutar de los bellos sitios culturales de Leipzig.

(RD/Agencias)

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