!Córtala...! ¡No, déjame cuidarla un año más!
Las dos partes de esa historia terminaban con la dura advertencia: Si no os convertís, todos igualmente pereceréis. Por ella mostraba Jesús el riesgo de muerte en que nos encontramos, desde un punto de vista más ecológico (torres que caen) o más social (levantamiento y asesinatos políticos).
Pues bien, en ese contexto ha querido añadir el Evangelio de Lucas el signo de la higuera estéril que el Señor quiere cortar, pues no da fruto (Lc 13, 6-0). Es un primer momento esa higuera parece referirse a Israel; pero en un sentido más extenso, tal como la interpreta Lucas, ella se refiere al conjunto de la humanidad.
-- Da la impresión de que el Señor (Dios) está cansado de un mundo que se seca y no da fruto. Por eso manda al criado/viñador y le dice ¡Córtala! Ésta es la palabra lógica: Dios tenía que haber destruido este mundo

-- Pero alguien, a quien Lucas llama Viñador, tiene compasión de la higuera y le dice al Señor ¡dale de nuevo una oportunidad, doy a cuidarla!
De esa oportunidad y ese cuidado del viñador vivimos (¡el Dios de la justicia nos habría destruído ya!), por ella nos mantenemos. Así le seguiré indicando.
No olvide el lector que se trata de una parábola, pero eso no significa que su argumento no sea serio, sino todo lo contrario. Buen día a todos.
Lectura: La higuera sin fruto
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
-- Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?
-- Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas» (Lc 13, 6-9).
EL DILEMA DE LA PARÁBOLA:
O cortar la higuera estéril y plantar en su lugar otra que produzca frutos… o cuidarla con mimo, esperando un año más (¡han pasado tres!), para ver si da fruto. Es difícil decidir.
‒ El amo (que quizá entiende menos de agricultura) es justo, y no siente compasión por un árbol que no le fruto y encima quita energía a su viña. Le ocupa la tierra, no produce fruto. No hay más remedio que cortarla.
‒ Pero el viñador (como en muchas ocasiones, en oriente, la higuera está medio de la viña), que entiende quizá más de tierras (es es quién la trabaja), tiene compasión del árbol y le pide al amo (¿Dios?) que le permita cuidarla un año más.
En el fondo de esta breve parábola está toda la historia de Israel y el mensaje (movimiento) de Jesús. Y estamos nosotros. Unos más compasivos, otros más dispuestos a echar abajo con todo lo que nos parece que sobra o hace daño. Además, tenemos visiones distintas de la higuera.
‒ Algunos están dispuestos a sacar sin más el hacha y derribar la higuera (sobre todo si es la higuera del prójimo).
‒ Otros, en cambio tienen compasión y quieren cuidar más a la higuera, darle una nueva oportunidad. Por eso es bueno pensar más sobre el tema
EL TEMA DE LA HIGUERA, UNA LARGA TRADICIÓN
La historia de la higuera y del árbol que debe cortarse porque no da fruto proviene de la tradición israelita. Son numerosos los pasajes de la Biblia (sobre todo en Isaías y en Ezequiel) que hablan de árboles sin fruto que deben ser talados… pero que quizá pueden revivir, por la misericordia de Dios.
a. El amo que quiere cortar la higuera (árbol sin fruto) se parece Juan Bautista
Había dicho que viene el Más Fuerte con el hacha (y con el bieldo…) para cortar de raíz y quemar los árboles secos (Mt 3 y Lc 3). Se refería al Árbol seco de un Israel sin fruto, a los árboles sin fruto de sacerdotes y funcionarios sagrados… ¡Todo árbol que no dé fruto será talado…!
b. Según Marcos, el mismo Jesús “maldijo” un día a la higuera…
Se refería a la higuera del Templo de Jerusalén, con funcionarios “bandidos”… Se acercó a Jerusalén, observó lo que pasaba y dijo, de un modo solemne: ¡Que nadie más coma nunca del fruto da esta higuera! (Mc 11, 12-14).
Lo mejor que le podía pasarle a la higuera sagrada (templo y sacerdotes) es que fuera cortada… Y así lo supieron sus discípulos, descubriendo el día siguiente que la higuera estaba seca. Toda compasión en un asunto como éste (¡y es!) una mentira, pues esa higuera-templo mataba (o dejaba sin salvación) a muchos inocentes. Para que los inocentes vivan tiene que caer ese sistema de higuera-templo, ya, inmediatamente, sin esperar tres años, ni siquiera un día….
Ciertamente, según Marcos, la higuera se secó… Pero antes ella condenó a muerte a Jesús…
c. El evangelio de Mateo sigue en la línea de Marcos (Mt 21, 18-22)
Hay que cortar esta mala higuera de templo y sacerdotes…
Tiene que caer este templo de Jerusalén, para que puedan venir todos, salvarse los pobres…
La mejor compasión es la del hacha, el cambio de sistema.
e. Pero Lucas pensó que aún había tiempo de misericordia…
Lucas viene de fuera (no es judío, como Marcos y Mateo…) e interpreta en otro contexto el tema de la higuera, en línea de misericordia… Y por eso, a pesar de que la higuera lleva tres años sin dar frutos (¡tres es todo el tiempo de la historia!) el viñador de Dios piensa que se puede esperar todavía.
El Amo/Señor es partidario del hacha: cortar y sembrar allí otro árbol… Pero el Viñador, siervo de Dios (¡Jesús!), quiere dar tiempo y cuidado amoroso a la higuera, para que pueda cambiar..
VISIÓN DE LUCAS, VOLVER AL CONTEXTO
Lucas ha situado esta parábola de la higuera, es decir, del árbol de Israel, en el contexto de las catástrofes políticas y cósmicas, por eso, cita ese “caso” al lado de otros dos, señalados ayer (los muertos de la torre de Siloé, los asesinados de Pilato).
a) Lucas nos sitúa en un contexto de terror político.
«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo».
Estamos bajo un tiempo de terror, representado por Pilato, delegado del Gran Imperio, que puede ahogar en sangre cualquier intento de libertad. Ciertamente, el Imperio llamará terroristas a los galileos, diciendo que llevaban intensiones asesinas… Pero el texto no dice que ellos mataran, sino que el asesino es el Imperio…
Pues bien, en este contexto, el Jesús de Lucas no ofrece ningún juicio, sino que se limita a decirnos que nos convirtamos, pues de lo contrario todos moriremos
b) Lucas nos sitúa en un contexto de terror cósmico
Así nos habla de la Torre de Siloé, en el ángulo sud-oriental de la muralla de Jerusalén, que pueden caer por descuido de los constructores, por fatalidad geológica y terremoto (o también por atentado, como en las torres gemelas de Nueva York).
«Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
El texto no dice por qué caen las torres, sino sólo que caen, añadiendo que los que mueren bajo ellas no son más pecadores que los otros. ¿Qué se puede hacer en esta situación? Quizá ener paciencia… y en un segundo momento edificar mejor la torre o dejar de edificarla (pues este tipo de torres miliares acaban cayendo siempre sobre sus mismos constructores.
c) Esta higuera no es ya Israel, sino la humanidad entera
Al llegar aquí descubrimos algo sorprendente, que Marcos y Mateo no habían puesto de relieve. Esta higuera no es ya el pueblo de Israel, sino la humanidad entera, que lleva tiempo sin dar fruto, que lógicamente debía haber sido talada.
Vivimos así de regalo, en un mundo que, lógicamente, tendría que haber sido ya destruido. La lógica del Amo (¡un tipo de Dios israelita, de tipo apocalíptico!) es clara: ¡Córtala, destruye esta higuera, quizá podamos comenzar con una nueva creación!
Pero hay alguien que le pide a Dios paciencia, que espere un año más. El texto le llama el viñador, alguien que cuida con mimo la viña, en cuyo centro está la higuera. Nos gustaría pensar qu ese viñador compasivo es Jesús, pero el texto no lo dice.
CONCLUSIONES
Ahora podemos volver a la higuera, que era en principio Templo de Jerusalén con sus sacerdotes, pero que después es todo Israel y ahora (en el texto de Lucas) la humanidad entera
1. ¿Dónde está la verdadera justicia?
Parece que la justicia consistir en cortar la higuera, para plantar otro distinto, destruir a Israel, destruir a la humanidad entera.
En un sentido, el evangelio supone que Jesús vino a “cortar” un tipo de higuera de templo de Jerusalén (Pablo diría un olivo…); pensó que lo mejor que podía hacerse con ella era segarla de raíz (como parecía indicar Isaías en Is 6)… Pero el Jesús Lucas pensó que era mejor darle tiempo, una prórroga. De prórroga vivimos. Lógicamente deberíamos haber sido destruídos.
2. ¿Qué higuera se debe cortar?
Algunos (siguiendo la imagen de Jesús y que él dijo del Templo) están diciendo que lo mejor sería segar-cortar la higuera del Vaticano, porque dicen que lleva siglos sin dar frutos…
Otros (quizá del mismo Vaticano) han llevado mucho tiempo diciendo que había que cortar la higuera de la Teología de la Liberación o de otro tipo de movimientos cristianos…
¿Habría que sentarse y hablar, que haya una reunión o concilio de leñadores, que cada uno abandone su hacha? ¿Sería mejor ampliar ese año de prórroga a todos los tiempos… pero insistiendo en la necesidad de conversión que vimos ayer?
3. Aplicación social y personal: Yo la cuidaré
Unos quieren cortar la higuera del Capitalismo mundial… pero los representantes del Capitalismo parecen estar dispuestos a seguir con su higuera, caiga quien caiga, sin preocuparse de los pobres debajo de la higuera.
¿Tiene posible futuro la higuera del capitalismo? ¿Cómo se la puede cortar, sin que vuelva con más fuerza….?
En este contexto se entiende la conclusión del viñador: Yo la cavaré, yo le echaré abono y la cuidaré...
Con estas palabras acaba la historia de la higuera: Ante el Señor de la justicia que quiere cortar la higuera se alza la voz suplicante del viñador, que ama a la higuera, que ruega por ella:
-- El viñador suplica al Amo:¡Déjala, déjame! Esta es una oración de petición que influye en la visión y decisión del amor.
-- El viñador se compromete: Yo la cuidaré, la cavaré, la abonaré... Este compromiso marca y define el final de la historia, que sigue de esa forma abierta
¿Hay alguien que la cuide, que cuide la obra de Dios? ¿alguien que cave, que mime la higuera que le eche abono?
Esta es la conclusión de la historia. Aquí debemos situarnos.
