No a los fundamentalistas ateos.


Vaya hoy este escrito dedicado a cuantos comentaristas se acercan a este blog a tildarnos de "ateos" y demás lindezas.

Previo a entrar a saco contra los "fundamentalistas" ateos: decir de uno que es "ateo" sería constatar un hecho; "llamarle ateo" es un insulto (por su parte, claro, que no por parte del supuesto ofendido). De esa guisa funciona la lexicografía crédula.

Escribimos al hilo de la noticia: "Petición de que no se anuncien las misas en el aeropuerto de Barajas". Anecdótica muestra de estulticia. Si hay un servicio, sea para las personas que sean, ¿por qué no anunciarlo? Máxime si tal servicio se ofrece en horas muy determinadas y alivia un tanto horas de espera.
Por algo similar, yo pediría que no se anunciaran tampoco los vuelos, porque hay gente que tiene miedo a volar y el hecho de recordarle una y otra vez que despegan aviones les pone a morir. Ni se ponga "Servicios" porque la palabra induce a error o confusión y porque puede fomentar coprofágicas inclinaciones.
Dicho lo anterior respecto a la noticia, entremos en distinciones "de verbis" respecto a la denominación "ateos". Distingamos: "ateo" es una denominación interesada de la credulidad, con una carga semántica añadida que hay que rechazar. Cuando toda la sociedad creía, el apestado "no creía".

Es un hecho que hay personas que están vitalmente desligadas de la credulidad, que se rigen por sus criterios, que en su vida importan poco o nada las creencias. ¿Por qué se las tiene que denominar "con relación a los que sí creen"? El grupo humano "normal" es el que no tiene creencias. Las creencias son un añadido cultural generalmente inculcado en la niñez o por ósmosis social.

Es el otro, el "crédulo", el que se reviste con algo que no es normal aunque esté muy extendido. Creer en Dios no es "normal" en sentido biológico, no es específico del hombre.

En todo caso, nunca las definiciones o denominaciones se hacen de forma negativa: ya sabemos que un arbusto no es un árbol. ¿Se le ha de llamar "desárbol"? Ni una mariposa es un pájaro: ¿hemos de llamarla "apájaro"?

Por otra parte, el "a-teo" en el fondo lucha contra un Dios que en el fondo reconoce pero no admite ni en su vida ni en la de los demás. Es decir, es una defensa negativa de Dios, es un ataque a algo que suponen existe para quienes creen en él. "De iure" dicen que no existe Dios; "de facto", al luchar contra él, le dan una consistencia real; dicen que no existe Dios y luchan con uñas y dientes para desterrarlo.

Pero hay otros de distinto signo si se quiere "ateístico": los que inteligentemente pasamos de los credos, es decir, los hemos puesto en su sitio, nos hemos despegado de ellos, hemos conseguido desprenderlos de nuestras convicciones más íntimas, de nuestra escala de valores, de nuestro guión de conducta social... Pero allá aquellos que siguen dependiendo de ellos; allá quienes se entregan a prácticas ruinosas para su dignidad...

Pero entonces Ud --dirá alguien-- ¿por qué día sí y día también se dedica a hostigar a la Iglesia Católica? A diario lo leo.

Créanme, por una razón positiva: por hacer patente el error de quienes confían en sucedáneos vitales y por tratar de aportarles un bien. Porque desprenderse de todo lo que signifique credulidad en falsas entidades es un bien para la persona. Es más persona, más humana, más racional, más sí misma... Sufrirá, luchará, será vencida, se alzará... pero no a base de pastillas de credulidad.

Es decir, no se trata de expulsar a Dios de la sociedad sino de rescatar a la persona de ese mundo O inframundo de malsana credulidad. Cuestión de matices, pero importantes a la hora de no caer en puerilidades negativas como la referida del Aeropuerto.

Esa lucha por la dignificación de la sociedad no es sinónimo de "ateismo", tan fundamentalista como el "teísmo". El ateo prosélito es hasta peligroso.

LA NOTICIA: En un carta dirigida al presidente del Gobierno español, y colgada en su página de internet, la FIdA informa a José Luis Rodríguez Zapatero de su "campaña de queja" ante AENA por esta cuestión.

En la misiva, firmada por el coordinador de la federación, Francisco Miñarro, se añade que consideran que, al tratarse de una empresa pública dependiente del ministerio de Fomento, se ataca con ello la laicidad del Estado y se privilegia a una confesión religiosa, por lo que piden al presidente su opinión y le preguntan si se va a adoptar alguna medida al respecto.

Califican asimismo el hecho de "seria discriminación" hacia una parte considerable de los usuarios, sean ateos, o seguidores de otra confesión no católica y consideran que se trata de una "irregularidad" más propia de "tiempos de las cruzadas que de la actual realidad social de este país".
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