Café y lágrimas
Así fue, llegó ese día que tanto nos gustaría alejar de nuestras vidas, de las vidas de las personas que amamos y más cuando por edad todavía les quedaba mucho por vivir desde nuestros ojos...
Curar la vida consagrada
Y para curar se necesita amar, pero para amar hay que conocer y conocerse, cómo me van a amar si nunca he compartido, ni me he abierto ni he amado.