Fuera todos los sentimientos de culpa (salmo 50)

Fuera todos los sentimientos de culpa (salmo 50)
Fuera todos los sentimientos de culpa (salmo 50)

¡Cuántos sentimientos de culpa

llevamos a cuestas durante toda la vida!

¡Cuántos temores, cuánto miedo,

que lo único que consiguen es

impedirnos volar más alto!

¡Cuánto nos infravaloramos,

cuando hemos sido engendrados

a imagen y semejanza de nuestro buen Dios!

¡Cuánta amargura y dolor

ante el pecado que creemos imperdonable!

No nos atrevemos a vivir con confianza,

no sabemos recibir el agua clara

del perdón y la reconciliación

que se nos ofrece cada día.

Nuestro Dios es un Padre y Madre bondadosa,

lleno de ternura y amor hacia sus hijos.

¿Qué padre no perdona a su hija

antes de que ella se lo pida?

¿Qué madre no se desvive y acoge

entre sus brazos a su hijo que ha errado

esquivo y distante durante años?

¿Qué amigo verdadero no escucha,

aconseja y disculpa los errores cometidos?

Ahuyentemos ya los complejos,

los falsos sentimientos de conmiseración,

los lamentos y las lágrimas por creer

que nuestras culpas no serán

perdonadas ni olvidadas.

Dejémonos abrazar por la Ternura infinita,

por el gozoso momento del reencuentro,

por la certeza de que el amor es

siempre más grande que la duda,

la culpabilidad y la recriminación.

Nuestra Fuente de todo consuelo

jamás ha sido un contable de nuestros delitos,

sino el Dios de la vida, del perdón y el gozo.

Cuando lo vivimos así,

nuestra existencia resplandece,

notamos cómo el corazón se ensancha y renueva,

sentimos su mismo espíritu en nuestro interior,

donde abunda la alegría y el entusiasmo,

que no puede más que exteriorizarse

en canto y júbilo permanente.

Nada pues de sacrificios baldíos,

pues el único sacrificio agradable,

ante la Divinidad y ante uno mismo,

es vivir la vida intentando

ser felices y sabiendo compartir

esa felicidad con los demás.

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