Hace más de veinte años que los profetas del optimismo anuncian una nueva Edad de las Tecnologías: La utilización de microordenadores, explosión de la informática aplicada a la oficina o la invasión de la informática sin más.”Harán falta varias décadas para que los efectos se manifiesten

Según muchos científicos, “los risueños amaneceres del futuro no se fabrican con el teclado de los ordenadores” (Alain Minc, Informe “Nora-Minc”(1978) sobre la informatización de la sociedad: fenómeno que supone un gran avance económico, pero que no constituye, necesariamente, una panacea para solucionar los graves problemas sociales y culturales que la actual innovación tecnológica está provocando. En los últimos años su implantación preocupa seriamente a un sector influyente en la sociedad del bienestar.

Así algunos organismos internacionales, como la CEE manifestó esta preocupación (Informe FAST: Europa 1995. Nuevas Tecnologías y Cambio Social. Fundesco , 1986) y la misma Organización Internacional del Trabajo. Científicos de la talla de Adam Schaff, Charles Handy, James Roberston, André Gorz, son autores entre otros muchos que, abordan la cuestión con mucha lucidez. También algunas organizaciones sindicales como la Confederación Europea de Sindicatos o instituciones como el Club de Roma no son nada ajenos al análisis y a las previsiones del futuro.

Resumiendo: Nos enfrentamos a un fenómeno irreversible, la innovación tecnológica basada en la microelectrónica, en la biotecnología etc. que constituye un reto al que no se puede renunciar y puede suponer para la humanidad haberse colocado en el umbral de una nueva era de progreso y bienestar. (No para todos ciertamente, sino para una minoría).

Pero existe otra cara de la moneda: La introducción masiva e incontrolada de las nuevas tecnologías, en base, casi exclusivamente al solo criterio de la rentabilidad, de la productividad y el beneficio rápido, está siendo la causa de nuevos desequilibrios sociales y ecológicos, tan graves como los de la primera revolución industrial. Costes sociales y humanos que no pueden olvidarse y a los que hay que dar una respuesta…

La humanidad avanzará, pero muchos de sus miembros no se beneficiarán de esos progresos. Todo lo contrario: los desequilibrios sociales y culturales, tanto en el ámbito planetario como en cada uno de los países, se agravarán aún más. En este sentido es dramáticamente elocuente lo que dicen los economistas P. Jay y M. Stewart en su crónica “adelantada” en 1989 y 2000: “Bajo el sistema de libre mercado los que tenían éxito se enriquecían y los que no, permanecían en la pobreza. El sistema sólo podía funcionar creando esa gran desigualdad…La riqueza traía más riqueza y la pobreza más pobreza”.

Los autores nos describen la situación en que puede encontrarse el mundo desarrollado si continúan en alza las actuales políticas neoliberales. Por consiguiente, el futuro que nos espera si todo continúa como hasta ahora, afectará al trabajo, al paro, sobre todo juvenil, y la precariedad en las condiciones laborales.
Ver Cristianisme i Justicia, Barcelona marzo 1989.


-Virtudes públicas o laicas
en José Ortega y Gasset
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