Habría que definir con propiedad lo que se entiende por “misterio”, porque es una palabra recurrente en la defensa de la divinidad.
Difícilmente podrá admitir el misterio el hombre global. Decir que es algo desconocido, algo que escapa a nuestro conocimiento, es privarle del componente mágico que tiene.
Además ese misterio no sería común, pues lo misterioso para unos, otros lo explican.
Siempre deducen a Dios del “misterio del sentimiento”, pero dicho sentimiento puede tener muchas explicaciones.
Si al mundo de la ciencia nos acercamos, ya es sintomático que no sea misterio lo que roza el área de competencia de “mi especialidad científica”: siempre el misterio está en otras áreas, para un matem'atico, las de la personalidad, la imaginación, el miedo y la angustia, por ejemplo.
Y por creer que el hombre es “más”, acuden al concepto de “misterio”, el hombre como misterio.
Por otra parte ¿tiene alguna importancia lo misterioso? Si preocupa, se investiga. Lo malo de este asunto es que no todos están en condiciones de investigar, es decir, ¡de pensar!