En la fiesta del Santo Cura de Ars, más de 1.500 curas brasileños relanzan carta de apoyo a los obispos que se posicionaron contra la grave crisis del país Identidad sacerdotal, ser seguidores de Aquel que, en la Cruz, dio su vida por el pueblo

Seguidores del Resucitado
Seguidores del Resucitado

"El ministerio ordenado tiene una radical forma comunitaria y puede ser ejercido sólo como una tarea colectiva" (PDV, 17)

"Esta constitución también nos advertía que nunca separáramos la fe de la vida cotidiana, diciendo con tanta fuerza que si descuidábamos nuestros deberes para con el mundo, estaríamos descuidando nuestros deberes para con el prójimo y para con Dios mismo y pondríamos en peligro nuestra salvación eterna" (cf. GS 43)

Con Puebla reforzamos nuestra clara y profética opción preferencial y solidaria por los pobres (Puebla 1134)

"La belleza misma del Evangelio no siempre puede ser adecuadamente manifestada por nosotros, pero hay un signo que no debe faltar jamás: la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha" (EG 195)

Asumir la misión de servir

La fiesta de San Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes, ha sido ocasión para relanzar la Carta de Apoyo a los Obispos que firmaron la Carta al Pueblo de Dios, que debe ser discutida este 5 de agosto en la reunión del Consejo Permanente del episcopado brasileño, pero también para reflexionar sobre la identidad sacerdotal, haciendo referencia al Magisterio del Vaticano II, las conferencias del Episcopado Latinoamericano y los tres últimos Papas, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.

En el mensaje, que va acompañado de una lista con más de 1.500 firmas, los Padres de la Caminada se sienten llamados a construir la vida y el ministerio en base a los documentos del Vaticano II que enfatizan la Iglesia Pueblo de Dios, la fraternidad sacerdotal, la necesidad de estar atentos a los signos de los tiempos, el tener una vida basada en la Palabra y la Eucaristía.

Junto a esto, no se olvidan de la importancia del caminar y la reflexión de la Iglesia latinoamericana, especialmente en lo que se refiere a la opción preferencial por los pobres, idea reforzada por los tres últimos Papas, resaltando la importancia de la Evangelii Gaudium en esta propuesta de una Iglesia pobre para los pobres. Sabiendo que no son mayoría, como Padres de la Caminada pretenden "ser un signo en medio de la Iglesia y la sociedad", reafirmando su apoyo a los obispos que firmaron la Carta al Pueblo de Dios en un país que parece un avión sin piloto.

via crucis latino

Padres de la Caminada

Relanzamiento de la Carta de Apoyo a los Obispos que firmaron la Carta al Pueblo de Dios

04 de agosto de 2020

En este día del patrón de los sacerdotes, San Juan María Vianney - el Cura de Ars - nosotros, los Padres de la Caminada, reasumimos nuestro compromiso como seguidores de aquel que, en la cruz, dio su vida por el pueblo, dando testimonio de ser el verdadero sacerdote, altar y cordero.

Esta fecha nos lleva a reflexionar sobre nuestra identidad, no sólo como individuos, sino sobre todo como cuerpo sacerdotal, porque como dijo San Juan Pablo II: "El ministerio ordenado tiene una radical forma comunitaria y puede ser ejercido sólo como una tarea colectiva" (PDV, 17). En esta perspectiva, recordamos hoy que somos sacerdotes en la perspectiva del Concilio Vaticano II. Padres de la Lumen Gentium que tan bien definió a la Iglesia como Pueblo de Dios, donde no hay, por tanto, en Cristo y en la Iglesia, ninguna desigualdad por razón de raza o nación, condición social o sexo; y reina entre todos la verdadera igualdad en cuanto a la dignidad y la acción común de todos los fieles en la edificación del Cuerpo de Cristo (LG 32). Directamente a los sacerdotes, la Lumen Gentium afirma: en virtud de la común ordenación sagrada y misión, todos los presbíteros están unidos entre sí por una íntima fraternidad, que se manifiesta espontánea y libremente en la ayuda mutua, tanto espiritual como material, tanto pastoral como personal, en los encuentros y en la comunión de vida, trabajo y caridad (LG 28).

Somos sacerdotes también en la perspectiva de la Constitución Pastoral Gaudium et Spes, cuando hacemos nuestras las alegrías y esperanzas, las tristezas y angustias de la gente, especialmente de los pobres y los que sufren (GS 1). También de la Gaudium et Spes asumimos el deber de estar alerta en la búsqueda de los signos de los tiempos, para que podamos conocer y comprender el mundo en el que vivimos, sus aspiraciones y su naturaleza a menudo dramática (GS 4). Esta constitución también nos advertía que nunca separáramos la fe de la vida cotidiana, diciendo con tanta fuerza que si descuidábamos nuestros deberes para con el mundo, estaríamos descuidando nuestros deberes para con el prójimo y para con Dios mismo y pondríamos en peligro nuestra salvación eterna (cf. GS 43).

Somos presbíteros también según la Palabra de Dios, como afirma la Constitución Dogmática Dei Verbum, que nos dice que "la Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la Sagrada Liturgia" (DV 21). Por lo tanto, también somos hombres de los dos panes: del cuerpo de Cristo y también de la Palabra de Dios. Sabiendo que "la Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza" (SC 10), somos conscientes de que es ahí donde recibimos nuestra inspiración para la totalidad de nuestra vida. Hombres de las dos mesas: la Palabra y la Eucaristía, sin ninguna separación entre ellas.

Somos sacerdotes en profunda comunión con el caminar de nuestros obispos latinoamericanos y caribeños que reafirman constantemente la eclesiología del Concilio Vaticano II a través de sus Conferencias Continentales. Desde Medellín recibimos la inspiración para una vida vivida en comunión, fomentando comunidades que tengan una dimensión tal que permitan un trato personal y fraterno entre sus miembros. Estas comunidades, llamadas por Medellín como comunidades cristianas de base, son "el primer y fundamental núcleo eclesial". También son "la célula inicial de estructuración eclesial y foco de evangelización y hoy en día un factor primordial de promoción y desarrollo humano" (Medellín 15, 10).

Con Puebla reforzamos nuestra clara y profética opción preferencial y solidaria por los pobres (Puebla 1134), palabras reforzadas por Santo Domingo, que en sus líneas pastorales, nos recuerda que los pobres se empobrecen por un sistema de corte neoliberal que predomina en nuestro Continente. Santo Domingo señala que "el creciente empobrecimiento en el que están sumidos millones de hermanos nuestros hasta llegar a intolerables extremos de miseria es el más devastador y humillante flagelo que vive América Latina y el Caribe" (SD 179). Ante esto, la IV Conferencia Episcopal dijo con fuerza que es necesario: "Asumir con decisión renovada la opción evangélica y preferencial por los pobres, siguiendo el ejemplo y las palabras del Señor Jesús, con plena confianza en Dios, austeridad de vida y participación de bienes" (SD 180).

Esta opción se vio reforzada por las palabras de San Juan Pablo II: "Ciertamente, que nadie puede ser excluido de nuestro amor, desde el momento que con la encarnación el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a cada hombre. Ateniéndonos a las indiscutibles palabras del Evangelio, en la persona de los pobres hay una presencia especial suya, que impone a la Iglesia una opción preferencial por ellos (NMI 49). Y el Papa Benedicto XVI también declaró en su discurso de apertura de la Conferencia de Aparecida: "La opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en ese Dios que se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza" (Papa Benedicto XVI).

Hoy vemos reafirmado todo este caminar de presbíteros del Concilio Vaticano II y de las Conferencias de Obispos de América Latina y el Caribe en el pontificado del Papa Francisco. Este Papa que vino del fin del mundo y comienza su ministerio como sucesor de Pedro, diciendo: "Quiero una Iglesia pobre para los pobres". En la más genuina eclesiología conciliar, el Papa Francisco afirma: "Los laicos son simplemente la inmensa mayoría del Pueblo de Dios. A su servicio está la minoría de los ministros ordenados" (EG 102). Así entendemos nuestro ministerio sacerdotal: una minoría al servicio de una mayoría de laicos, especialmente de los pobres, como afirma Francisco: "De nuestra fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a los pobres y excluidos, brota la preocupación por el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad" (EG 186). Todavía nos advierte: "La belleza misma del Evangelio no siempre puede ser adecuadamente manifestada por nosotros, pero hay un signo que no debe faltar jamás: la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha" (EG 195).

Somos Padres de la Caminada con esta identidad bien definida. Sabemos que en medio del clero de nuestro país no somos la mayoría, pero queremos ser un signo en medio de la Iglesia y de la sociedad, como aquellos que, aun reconociendo sus debilidades, insisten en ser, a su manera, seguidores del Maestro Jesús. Somos conscientes de que un discípulo no es mayor que el maestro, ni un siervo está por encima de su Señor (Mt 10, 24), por lo que queremos reafirmar nuestra voluntad de también, siguiendo el ejemplo de Cristo, dar nuestra vida, para que los pobres tengan una vida digna, aunque sean pobres.

Hoy relanzamos la carta de apoyo a la Carta al Pueblo de Dios, publicada por los Obispos de Brasil, donde expresan su indignación por la situación de nuestro país, que parece un avión sin piloto, sufriendo innumerables turbulencias, lanzando a su gente por la ventana sin paracaídas, que ya supera el número de 94.000. En solidaridad con la carta de los obispos, somos más de mil quinientos sacerdotes, porque después de la primera edición, seguimos recibiendo adhesiones de más hermanos. Continuamos nuestro caminar, siguiendo los pasos del Maestro de Nazaret.

Identidad presbiteral

Volver arriba