Hoy esa práctica está casi obsoleta. La figura de la Virgen nos ayudaba a potenciar los grandes ideales. ¿No debería la Iglesia volver a esta práctica olvidaba?
| Pedro Miguel Lamet
Eran tiempos de congregaciones marianas. Todos los sábados acudíamos a las Congregación de los Kostkas y celebrábamos la sabatina cuando aún éramos chavales, una celebración prácticamente perdida. Nos ayudada a vivir la fe y encontrar a Jesús. Ad Chritum per Mariam. Hoy esa práctica está casi obsoleta. La figura de la Virgen nos ayudaba a potenciar los grandes ideales. ¿No debería la Iglesia volver a esta devoción olvidaba?
En recuerdo emocionado, ahí va este soneto sobre mis velas ante la Señora:
SABATINA
Era aún el chaval adolescente que en las tardes lucía la alegría de sentir en mi pecho, madre mía, la cinta azul de tu medalla ardiente.
Y en los sábados, pálido e inocente, postrado ante tus pies te repetía: “Ayúdame a soñar desde esta fría soledad de poeta evanescente”.
Y tú, joven ideal de lo imposible, me inundabas del mar de tu mirada más allá de las nubes y del viento
con solo esa sonrisa inaprensible de la Madre que exclama emocionada: “Ve tras mi Hijo y no pienses en nada”