Alfarero

Alfarero
“El Señor se dirigió a mí y me dijo: Baja a la casa del alfarero y allí te comunicaré mi mensaje. Yo bajé y encontré al alfarero trabajando el barro en el torno. Cuando la vasija que estaba haciendo le salía mal, volvía a hacer otra con el mismo barro hasta que quedaba como él quería.
Entonces el Señor me dijo: ¿Acaso no puedo hacer yo con vosotros, israelitas, lo mismo que este alfarero hace con el barro? Vosotros sois en mis manos como el barro en las manos del alfarero” (Jr 18,3-10).


Esto está claro en las Sagradas Escrituras pero no siempre en nuestra cabeza y menos en nuestro corazón. Aceptar la voluntad de Dios nos cuesta y queremos protestar como si la arcilla pudiera protestar ante el alfarero. Nos preguntamos por qué tengo que pasar por esto. Cuando todo lo tenía programado, zaz, todo se va por los aires y mi pobre persona por los suelos.

Mi oración tiene que ser humilde y pensar que Dios quiere hacer de nosotros una pieza única, sólo hay que dejarse hacer. Señor como quieres y cuando tú quieras. Dame la capacidad de ser humilde y saber aceptar tu voluntad con alegría, de ser dúctil como el barro en manos del alfarero. Texto: Hna. Maria Nuria Gaza.
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