El cambio climático, la contaminación ambiental y la deforestación son los principales factores para la extinción de algunas especies. Dentro de pocos años, majestuosos animales de la Tierra como el oso panda o el tigre de bengala van a desaparecer en estado salvaje. En imagen, dos tigres, adulto y cachorro, amenazados de extinción. Esta especie, con hábitat entre India y Bangladesh, podría perderse antes de 2060, a causa del crecimiento del nivel del mar, cuatro milímetros cada año, que anegaría sus manglares... Las diez especies más amenazadas del planeta podrían ser: el oso polar, el tigre de bengala, el coral, el canguro, la ballena, el pingüino, la tortuga de mar, el orangután, el elefante y el albatros...
Cito estas diez especies amenazadas como conocidos ejemplos de familias planetarias en peligro. A ellas se refiere el Pontífice, y a quienes se preocupan por su supervivencia pero desatienden al ser humano próximo que sufre y les necesita, cuando advierte: “Es evidente la incoherencia de quien lucha contra el tráfico de animales en riesgo de extinción, pero permanece completamente indiferente ante la trata de personas, se desentiende de los pobres o se empeña en destruir a otro ser humano que le desagrada” (Laudato si, 91). Más adelante vuelve a insistir: “Todo está conectado. Por eso se requiere una preocupación por el ambiente unida al amor sincero hacia los seres humanos y a un constante compromiso ante los problemas de la sociedad.”
TODO ESTÁ CONECTADO
“No puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos. Es evidente la incoherencia de quien lucha contra el tráfico de animales en riesgo de extinción, pero permanece completamente indiferente ante la trata de personas, se desentiende de los pobres o se empeña en destruir a otro ser humano que le desagrada. Esto pone en riesgo el sentido de la lucha por el ambiente...
Todo está conectado. Por eso se requiere una preocupación por el ambiente unida al amor sincero hacia los seres humanos y a un constante compromiso ante los problemas de la sociedad"(Francisco, Laudato si, 91).
HASTA HERIRNOS DE PRONTO EN NUESTRA CASA
El “efecto mariposa” suele concretarse en el siguiente aforismo:”el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tormenta en Nueva York”. Se trata, más o menos, del fenómeno interactivo en un determinado sistema, donde la más mínima variación de un elemento, puede provocar perturbaciones notables en el conjunto. Podíamos hablar, en el plano religioso, de la Comunión de los Santos como de un ecosistema espiritual de bendiciones y gracias entre los miembros de la familia de Dios Amor.
El poeta solidario Leopoldo de Luis, al tiempo que, en 1969, daba a conocer la importante Antología de Poesía Religiosa de Alfaguara, publicaba también su imprescindible florilegio “Poesía Social española contemporánea”. En el poema de hoy, “La repercusión”, acerca sus versos a nuestra conciencia. De muy lejos, desde cualquier desorden, cualquier injusticia en el plano natural o en el moral, le llegan a su despacho olas de agua o sangre, heridas plumas, lágrimas compartidas, fogonazos de muerte...
LA REPERCUSIÓN
En las costas australes ha sonado
un pequeño estampido. El hielo rompe
sus estatuas y corre un breve arroyo
de agua o sangre en la noche. Yo lo siento
porque mi cuarto un poco se ha inundado.
En las alturas de Asia muere un pájaro
contra la libertad del horizonte
herido por los rastros de metralla
que recorre la guerra. Lo percibo
porque una pluma cae sobre mi mesa.
Llora por las planicies africanas
un niño abandonado con el vientre
hinchado por el hambre que devora
su menuda armazón. Yo me doy cuenta
porque lágrimas mojan mis papeles.
En alguna ciudad de Norteamérica
un aullido final se ha levantado
desde la silla eléctrica que abraza
a un negro y su condena. Yo lo aprecio
por una sacudida de mi lámpara.
Nada se mueve nunca, ni la hoja
de un árbol sin la expresa voluntad
del cosmos conmovido y simultáneo
y se prolonga en sucesivas ondas
hasta herirnos de pronto en nuestra casa.
TODOS LOS SERES HUMANOS ESTAMOS JUNTOS
EN UNA MARAVILLOSA PEREGRINACIÓN
“Cuando el corazón está auténticamente abierto a una comunión universal, nada ni nadie está excluido de esa fraternidad. Por consiguiente, también es verdad que la indiferencia o la crueldad ante las demás criaturas de este mundo siempre terminan trasladándose de algún modo al trato que damos a otros seres humanos. El corazón es uno solo, y la misma miseria que lleva a maltratar a un animal no tarda en manifestarse en la relación con las demás personas...
Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la madre tierra”(Francisco, Laudato si, 92).
¡EL CORRO LA CANTA DEBAJO DE DIOS!
Recordemos el exultante himno procesional de la creación redimida al que Francisco nos convoca: “todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la madre tierra” (Laudato si, 92).
En su poemario “Ternura” (1924), reserva Gabriela Mistral una amplia sección, “Rondas”, de exquisitas canciones de corro o rueda, que se acompañan de danza ceremoniosa en disposición circular. En la primera de hoy, “El corro luminoso”, se imaginan los participantes de la celebración, que se encuentran en una tierra yerma, en un desierto, donde florecerán en corona de vida. En un nuevo escenario, una feraz llanura, se cargarán de frutos. Y, al fin, por los caminos de una infinita estepa, se encenderán de amor. Nadie callará las voces de un millón de niños ardiendo bajo el sol de Dios.
EL CORRO LUMINOSO
Corro de las niñas,
corro de mil niñas
a mi alrededor:
¡oh Dios, yo soy dueña
de este resplandor!
En la tierra yerma,
sobre aquel desierto
mordido de sol,
¡mi corro de niñas
como inmensa flor!
En el llano verde,
al pie de los montes
que hería la voz,
¡el corro era un solo
divino temblor!
En la estepa inmensa,
en la estepa yerta
de desolación,
¡mi corro de niñas
ardiente de amor!
En vano queréis
ahogar mi canción:
¡un millón de niños
la canta en un corro
debajo del sol!
En vano queréis
quebrarme la estrofa
de tribulación:
¡el corro la canta
debajo de Dios!
GABRIELA MISTRAL NOS CONVOCA A BAILAR CON LA CREACIÓN
Cerraremos tema con evangélicos versos de Gabriela Mistral que, en cósmico abrazo, hermana niños, paisaje, sol y cielo... Todos ellos, muy felices y con el corazón en fuego vivo, danzan al corro del amor, cogidos de la mano de Dios que desciende a bailar en la luz. En “Los que no danzan” se sugiere un conmovedor listín de bienaventuranzas: para niños, para plantas, para paisaje... Una vez más hermana Gabriela franciscanamente los seres humanos con la esencial dignidad de las cosas más humildes.
Muy interesante la confidencia de la poeta chilena al ser preguntada por su personal vivencia como autora de canciones de ronda: “Cuando he escrito una ronda infantil, mi día ha sido verdaderamente bañado de Gracia, mi respiración como más rítmica y mi cara ha recuperado la risa perdida en trabajos desgraciados. Tal vez el esfuerzo fuese el mismo que se puso en escribir una composición de otro tema, pero algo, que insisto en llamar "sobrenatural", lavaba mis sentidos y refrescaba mi carne vieja."
LOS QUE NO DANZAN
Una niña que es inválida
dijo –“¿Cómo danzo yo?”
Le dijimos que pusiera
a danzar su corazón...
Luego dijo la quebrada:
–“¿Cómo cantaría yo?”
Le dijimos que pusiera
a cantar su corazón...
Dijo el pobre cardo muerto:
–¿Cómo danzaría yo?
Le dijimos: –“Pon al viento
a volar tu corazón...”
Dijo Dios desde la altura:
–“¿Cómo bajo del azul?”
Le dijimos que bajara
a danzarnos en la luz.
Todo el valle está danzando
en un corro bajo el sol.
A quien falte se le vuelve
de ceniza el corazón...